En este Capítulo 19 asistimos a un hecho que lo trastocará todo: la muerte de Germán, el Tiñoso. Puedes responder a las siguientes cuestiones:
- Ante una muerte así de repentina, ¿qué explicación te convence más? ¿la de Pancho, el Sindiós, que ve en ello la fuerza del Destino? ¿o la de la Guindilla, que cree que es la voluntad del Señor?
- ¿Cómo hay que interpretar las palabras de Paco, el herrero, cuando dice: "los hombres se hacen; las montañas están hechas ya"?
- El padre de Daniel al enterarse de la muerte del Tiñoso en vez de consolarle se limitó a decir "lo mismo que le ha ocurrido al hijo del zapatero podría haberte sucedido a ti". ¿Cres que es cierto eso que se dice en el libro de que "los grandes raramente se percatan del dolor acerbo y sutil de los pequeños"?
- Está claro que con esta muerte de ahora en adelante ya "nada sería como había sido". ¿Qué crees que supone la muerte del Tiñoso en la vida de Daniel, el Mochuelo?
- Es graciosa la historia del tordo que Daniel deposita en el ataúd junto al cuerpo de Germán. ¿qué interpretación haces tú de este hecho?
El destino es el que manda, tanto en cosas positivas como al contrario, si te toca te toca.
ResponderEliminarLo de la voluntad de Dios es ya creencia personal.
No entiendo muy el que aplique a la muere de un niño este refrán. Por supusto los hombres se hacen, pero ¿Le ha dado tiempo al tiñoso de hacerse hombre, cuando muere niño?
No creo que sea voluntad de Dios segarle la vida a una criatura.
Depende de que grandes se percatan a no de las penas de los niños. El entorno de estos tres niño, y tambien dada la época, no se daba mucha importancia sus sentimientos, el concepto de educar a los hijos era, creo yo, sin profundizar mucho, que aprendan algún oficio para salir adelante en la vida.
Cambiará la vida de los dos amigos en adelante, falta Tiñoso y Mochuelo se va a estudiar, pero las viveencias de los años pasados juntos no las olvidarán.
c.l.f.
-Yo creo, que el destino de cada uno está marcado desde que nace.
ResponderEliminar-Es, tan grande, la impresión que le causa la muerte del Tiñoso, que dice lo primero que le viene a la mente. No tiene fundamento.
-“La contestación del padre de Daniel es de una sutileza pasmosa”, por lo general los “grandes “si que se dan cuenta del dolor de los pequeños, pero como es tan complicado ayudarlos a entender las cosas, es más fácil hacer ver que” no lo ven”.
-Si con su marcha a la ciudad su vida ya iba a cambiar totalmente, ahora con la muerte de su amigo el cambio será radical.
-No acepta que su amigo se marche, y menos que lo haga solo, así que le pone de compañía lo que más le gustaba al Tiñoso un pájaro.
A.H.M.
Dios, Destino, Fatalidad... ¿qué más da cómo lo llamemos? Cuando la Parca nos acecha, no hay forma de escapar, aunque también es cierto que en ocasiones se lo ponemos fácil.
ResponderEliminarCreo que a muchos adultos les cuesta entender el dolor de los niños, como si nunca hubiesen sido ellos niños, aunque a mi personalmente en más de una ocasión me han mirado como a un bicho raro por defenderlos, por intentar que los adultos recuerden su propia niñez o adolescencia.
Afortunadamente,no he tenido que vivir la pérdida de un buen amigo, y me parece precioso el detalle de Daniel de poner al tordo en el ataúd, así como el del cura de "taparle" y no chivarse a pesar de que crean que se trata de un milagro.
M.J.
Cuando alguien muere nunca me ha convencido la explicación de que es voluntad de Dios, de la misma manera que tampoco me convence la de que es la fatalidad del destino. Cuando alguien muere es porque se cumple un ciclo, sencillamente, y no hay más, pero el hombre tiende a darle una explicación o religiosa o fatalista a estos temas, esperando por un lado vivir otra vida (no morir) o en cierta manera escapar a la muerte (si es una fatalidad quizá sólo le toque a los otros, lo cual es un sin sentido porque sabemos que todos hemos de morir). Seguramente estoy equivocada. Filosofo muy mal.
ResponderEliminarLos mayores raramente saben cómo sienten los niños, parece mentira que alguna vez lo hayan sido. El pobre Daniel se siente tan mal con la muerte de su amigo, que idea el depositar el pájaro encima del ataúd de su amigo como homenaje, organizando el jaleo que se organiza. El pobre sacerdote parece que es el único en comprender cómo piensan los niños y no interpretar sus acciones como maldades, que al fin y al cabo no lo son. ¿Por qué los mayores no hacemos el ejercicio más a menudo de intentar recordar cómo éramos de pequeños?