domingo, 6 de marzo de 2011

Comentario del Capítulo 12


El capítulo 12 tiene como eje todo lo que rodea a la caza. Puedes responder, si quieres, a las siguientes preguntas:
  • Hablando del tío Aurelio, se nos dice que "trabajaba de mulero en una dehesa y, si el salario no daba para mucho, en cambio tenía techo gratis y frutos de la tierra a bajos precios". Él mismo reconoce que "en estos tiempos no se puede pedir más". ¿Conoces de forma directa o indirecta historias como las del tío Aurelio? ¿Qué sabes sobre las condiciones laborales en los años de la posguerra?
  • Del padre de Daniel, el Mochuelo, se nos dice que "no se reía ni cuando los húngaros representaban comedias y hacían títeres en la plaza". ¿Has llegado a conocer o te han contado historias de titiriteros que iban de pueblo en pueblo?
  • La mención que Delibes hace de Tula, la perrita cocker, deota un gran amor a los animales. Fíjate cómo lo cuenta: "Tula descendía del tren de un brinco y, al divisarle, le ponía las manos en el pecho y, con la lengua, llenaba su rostro (el de Daniel) de incesantes y húmedos halagos". ¿Has tenido o tienes algún animal al que te hayas sentido especialmente unido/a?
  • ¿Qué emoción embarga a Daniel ante la perspectiva de irse de caza con su padre? Puedes recordar el incidente del perdigón que le da a Daniel. ¿Cómo lo viven tanto Daniel como su padre?


8 comentarios:

  1. ¡Ahí le has dado! ¡como empiece a hablar de mi Lucki no paro! Lo único que no compartimos es el "cocido de las doce", y no porque él no quiera; tiene más empatía que la mayoría de las personas, sabe cuando estoy triste y me anima, sabe quien me cae mal y le gruñe, sabe cuando necesito estar sola... y no me permite estarlo y abandonarme a mi misma.
    M.J.

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  2. Sobre la boda de Quino, el manco, no había ningún impedimento para que se celebrara. Aunque un motivo para que no se celebre una boda es, por ejemplo que alguno de los prometidos esté ya casado.
    No estoy de acuerdo de que no se pueda enterrar a una persona en un cementerio por el hecho de que se quite la vida porque según nuestra religión todos somos hijos de Dios.
    Daniel, el mochuelo, se puso muy contento cuando su padre le dijo que iban a ir a cazar, porque hacía tiempo que no estaban juntos. A causa del accidente que tuvieron con la escopeta se quedaron muy preocupados, pero mas tarde se dieron cuenta que no fue nada. Daniel, el mochuelo, al ver que no fue muy grave el suceso, se alegró ya que él quería tener alguna cicatriz.

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  3. Sobre la boda de Quino, el manco, no había ningún impedimento para que se celebrara. Aunque un motivo para que no se celebre una boda es, por ejemplo que alguno de los prometidos esté ya casado.
    No estoy de acuerdo de que no se pueda enterrar a una persona en un cementerio por el hecho de que se quite la vida porque según nuestra religión todos somos hijos de Dios.
    Daniel, el mochuelo, se puso muy contento cuando su padre le dijo que iban a ir a cazar, porque hacía tiempo que no estaban juntos. A causa del accidente que tuvieron con la escopeta se quedaron muy preocupados, pero mas tarde se dieron cuenta que no fue nada. Daniel, el mochuelo, al ver que no fue muy grave el suceso, se alegró ya que él quería tener alguna cicatriz.

    MªDolores

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  4. La verdad es que, con las cuatro líneas con las que nos describen la actividad profesional del tío Antonio, podamos pensar que en ellas se encuentran condensadas las relaciones laborales de una gran parte de los trabajadores agrícolas de la época. Y sin embargo, si lo pensamos, sobre todo los que hemos vivido en la zona rural, comprobamos que eso era así. En mi infancia, viví junto a una casa grande agrícola propiedad de uno de esos que comentamos en capítulos anteriores, que había venido de Manila con dinero y había comprado bastantes tierras. Así que por proximidad de mi casa y porque tenía muy buena relación con uno de los jóvenes ayudante o mozo del dueño entraba y salía por la casa con frecuencia. Por lo que conocí esa situación del trabajador de Mozo de mulas, tanto con vivienda de la familia en la casa grande como los que vivían fuera de ella e iban todos los días a trabajar.
    Efectivamente, llamar relaciones laborales a la situación de trabajo de estos trabajadores con los dueños de la casa sería mucho decir, porque si había alguna normativa que regulase esa relación laboral la desconocía todo el mundo y nadie la cumplía.
    El horario de trabajo estaba íntimamente ligado a las faenas del campo que había que hacer en cada estación del año. Y para el que era el encargado de atender a las mulas, además tenía que ir una o dos veces, a media noche a echarles de comer. Lo normal era estar de sol a sol trabajando en el campo. Y el salario lo normal es que se pagase en especie casi todo él. Y en algún caso una parte en especie y otra en dinero. Esta situación de mucho trabajar y cobrar poco hay que considerarla por un lado como consecuencia de la pobreza y la miseria que se da en la posguerra. Y sobre todo si tenemos en cuenta que la mayoría los trabajadores habían salido de la guerra como vencidos y no se permitía ni levantar la voz. Solo trabajar y callar.

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  5. Las condiciones laborales en la postguerra fueron lamentables. El trabajador no tenía derechos, los horarios eran abusivos, las familias salian a flote como podían, la comida era escasa y mucha era racionada.
    Titiriteros, charlatanes que vendian "el elixir mágico, con su uso no caia el pelo",los trileros etc... Habia que salir adelante, cada cual como podía.
    Me gustan los animales, pero no para tenrlos en casa.
    Creo que el quesero es un inconsciente al no hacer caso del perdigonazo, claro está que en aquella época no se daba importancia a esas cosas, el mochuelo ya se sabe que lo que más deseaba era fardar de una cicatriz.
    c.l.f.

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  6. Después de la postguerra, mi madre, me contaba que mayores y pequeños cogían todo aquello que salía aunque fuese a cambio de alimentos, ropa…como ellos, la mayoría y más aun para la clase humilde. El único objetivo era la supervivencia ante esa situación de desesperación.

    A.R.M

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  7. Mi perro “Coco” fue, es y será el mejor perro que he tenido, tanto por su inteligencia como por el cariño que nos daba a todos los miembros de la familia. Siempre estaba allí cuando se le necesitaba, sabía perfectamente cuándo estabas triste o cuando alegre y participaba de tu tristeza acompañándote y lamiéndote para que te alegraras, o cuando estabas contento saltaba a tu alrededor demostrándote que era sabedor de tu alegría y que él la compartía. Inmediatamente después de su muerte sentíamos todos un gran va-cío en casa, era muy triste llegar a ella y que no saliera a recibirnos con sus ladridos de alegría, que parecía que no nos había visto desde hacía siglos, aunque tan sólo hubiése-mos bajado a por el pan. Tal era la pena, que optamos por adoptar otro perro rápidamen-te y, cuando fuimos a por él, nos trajimos dos: necesitamos dos para llenar el gran vacío que ha dejado nuestro “Coco” en nuestras vidas.
    Carmen V.

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  8. He tenido perro,se llamaba "Drago",han pasado un par de años desde que murio,nunca pense que le hechariamos tanto de menos.Personalmente yo era la que no queria animales en casa,y caramba,como le queria,ahora entiendo lo de "el fiel amigo"
    todos en casa le recordamos mucho.
    M.N.D.

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